Para comprender mejor el papel de los directivos cuando se trata de evaluar el desempeño del negocio, estos podrían compararse con los cazatalentos de béisbol de principios de siglo, quienes desarrollaron esa actividad por tanto tiempo que de manera casi natural determinaban qué estadísticas eran más relevantes para medir el desempeño de un jugador.
Sin embargo, algunos directivos de este deporte descubrieron con los años que las métricas aplicadas para escoger a los jugadores no estaban relacionadas con la cantidad de carreras anotadas. Es decir, por muchos años midieron algo de forma equivocada o inexacta, y a partir de esa información tomaron muchas decisiones -y no las mejores- en sus estrategias para conseguir más victorias. Lo mismo puede ocurrirles a los ejecutivos de las empresas.
Por ejemplo, aun cuando solo se evidencia una conexión inestable entre la creación de valor y dos de las medidas de desempeño empresarial más utilizadas: el crecimiento de las ganancias por acción (EPS) y el crecimiento de las ventas, los ejecutivos continúan utilizándolas porque confían demasiado en su intuición, en su experiencia y en la forma en que han hecho las cosas durante años. Si algo sale mal, seguramente culpan a factores externos fuera de su control.
Cuando las estadísticas de rendimiento del negocio son las correctas revelarán con más precisión la causa y el efecto de cada situación inesperada. Pero es necesario definir con claridad el objetivo de esa métrica, evaluar los factores financieros y no financieros que sobre ella influyen y averiguar quién está respaldando los objetivos.
No hay que olvidar que inclusive las métricas que se definieron hace solo seis meses pueden no ser útiles hoy. Por ello, es necesario reevaluar periódicamente los indicadores. No hacerlo es una de las tantas razones por las que las empresas fracasan.
Llevando al negocio por el camino correcto
Toda empresa establece sus objetivos comerciales; a veces audaces y en otras ocasiones más conservadores. De esta manera saben qué esperar durante el próximo trimestre, semestre y año operativo.
Cuando esos objetivos son claros y se han comunicado indistintamente a todo el equipo de trabajo entonces, tanto empleados como líderes podrán identificar con facilidad el camino rumbo a la máxima rentabilidad.
Sin embargo, el problema es que el destino final está lejos y la pregunta que todos se hacen es ¿cómo llegamos allí eficientemente? La única respuesta plausible es: con los indicadores de rendimiento. Estas métricas son clave para comprender la efectividad de un proceso, acción, proyecto o para ver a la industria como un todo. Es solo a través de una buena gestión de indicadores que se generan decisiones bien pensadas basadas en datos.
Los indicadores
La eficiencia y eficacia de una empresa ayuda a identificar los puntos fuertes y las debilidades. Sin embargo, medir el rendimiento es un proceso que puede resultar complejo si considera las muchas variables que pueden afectar los resultados y que además cambian dependiendo del sector industrial, de los servicios o productos que se ofrecen, del público objetivo y mucho más.
Si usted está abocado a mejorar la gestión de su negocio, considere al menos los siguientes factores para el análisis y para evaluar el rendimiento:
- Tiempo: ¿Con qué frecuencia se medirá el rendimiento: anual, mensual, trimestral?
- Factor humano: ¿El equipo está motivado? ¿Tiene las habilidades necesarias? ¿Resuelven problemas fácilmente? ¿Cuánto tardan en realizar sus tareas? ¿Lo hacen bien?
- Medios: La empresa y los trabajadores ¿tienen las herramientas y el tiempo para desempeñar su trabajo correctamente?
- Resultados: Este aspecto se medirá con información de los ingresos y el crecimiento del negocio (entre otros). Sin embargo, hay que considerar que existen resultados no tangibles, como el aumento de la visibilidad -sobre todo entre clientes potenciales (brand awareness). –
Ahora cuando hablamos a nivel meramente económico, existen cientos de indicadores distintos que resultan más o menos importantes para usted.
A la hora de calcular el rendimiento, no se puede considerar solo un criterio cuantitativo, es decir, basado en función de lo producido, sino que se requieren criterios cualitativos que permitan medir la calidad del producto en función del tiempo y de los recursos utilizados.
Indicadores de rendimiento cuantitativos
Se utilizan normalmente para medir cantidades de tiempo y de producto, valores que se dividen entre los recursos invertidos. Por ejemplo, usted puede tomar el tiempo que se ha demorado en producir un determinado producto y dividirlo entre el número de productos terminados. Esto le indicará cuánto le ha costado hacer cada pieza. Así podrá evaluar su capacidad de producir grandes cantidades de forma rentable tanto por tiempo, como por recursos invertidos.
Piense en una tienda de calzado. Al medir cuántos pares se han vendido en un mes de trabajo y dividirlo entre el salario mensual del vendedor, podrá determinar si ese trabajador es productivo y rentable para la empresa. Por otra parte, se podrán producir miles de pares de zapatos en un mes, pero si cada par le supone un gasto de recursos y de tiempo enorme, la cantidad vendida no compensa la inversión y por lo tanto el producto se encarece -haciéndolo menos competitivo- o usted pierde dinero.
Indicadores de rendimiento cualitativos
Estos indicadores miden la calidad de los productos producidos poniendo en segundo plano el tiempo y la inversión de recursos para su fabricación. De esta manera, la calidad de estos bienes es muy alta y así debe mantenerse a toda costa.
Imagine un negocio con dos líneas de fabricación, una de equipos médicos de alta tecnología y otra con una tecnología inferior. La empresa sabe que el número de ventas de los equipos de la primera línea va a ser menor, pero cada venta que cierre tendrá un valor muy superior inclusive a varias ventas de los equipos de tecnología inferior. Por tanto, bajar la calidad de sus productos para producir más sería contraproducente y le haría perder clientes.
Los datos, un eslabón crítico para la evaluación del rendimiento empresarial
Para ser productivos hay que encontrar un equilibrio entre cantidad y calidad. Esto significa que, si se produce mucho y de forma muy eficiente, se alcanzarán grandes beneficios.
Para ello, hay que analizar continuamente los procesos bajo el enfoque work in progress, es decir, bajo la mejora constante, que implica adaptarse a la realidad cambiante de la propia empresa, de los clientes, de los trabajadores y, sobre todo, del mercado y la industria.
Y esa adaptación incluye también cambiar la manera en que se recopilan, estructuran y presentan los datos dentro de la organización. Por ello, CeleriTech ha diseñado Keenlog Analytics, una plataforma de visualización de datos, intuitiva y fácil de usar, que trabaja con su SAP Business One y le ayuda a tomar decisiones empresariales inteligentes basadas en el análisis en tiempo real de los datos de la cadena de suministro y las ventas.
A través de una serie de cuadros de mando que cubren: ventas, compras, inventario y CRM, usted tiene visibilidad de la logística y finanzas clave de su organización. Con datos analíticos sólidos, puede tomar decisiones empresariales inteligentes para hacer crecer su negocio.
En un mundo corporativo en el que cada segundo importa, Keenlog Analytics ayudará a su negocio a revisar a fondo sus datos y a sentar las bases para mejores estrategias comerciales.
Solicite una DEMO GRATIS de nuestra solución hoy mismo.